Mitos y Realidades sobre la Vitamina B12 (Extracto del libro «Nutrición del Cuerpo, la Mente y el Alma.» Segunda Edición 2018.

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Pag 77. Libro Nutrición del Cuerpo, la Mente y el Alma. Segunda Edición. 2018. Gisela Pitura.

Cobalamina o vitamina B12

«Esta vitamina juega un papel principal en la síntesis de ADN y en
mecanismos nerviosos y cardiovasculares. Interviene en la absorción de
hierro y en la formación de glóbulos rojos, evitando la anemia. Favorece la
creación de creatina, proteína importante de la masa muscular. Y es esencial
para el funcionamiento del sistema nervioso. También es importante
para combatir el estrés y el decaimiento y, además, ayuda a combatir el
envejecimiento celular inadecuado.
Cada vez que se habla de eliminar el consumo de alimentos de origen
animal, surge el miedo por la falta de vitamina B12, siendo conocido el
hecho de que la carencia puede causar anemia perniciosa, degeneraciones
nerviosas e incluso la muerte.

Pocos cuestionan si la carencia de B12
es nutricional o bien responde a una dificultad asimilativa. ¿Acaso esos
síntomas no los acusan también las personas que se alimentan de carnes?
¿Cómo? ¿No es que la carne se hace imprescindible para garantizar su
adecuado nivel corporal? Tampoco se repara en que las poblaciones vegetarianas
del planeta, que siempre existieron (los humanos evolucionamos
durante tres millones de años con dieta vegetal), existen y existirán. Son
las más longevas y saludables. Hay investigaciones serias que sostienen
que, cuando una persona hace la higiene orgánica que implica un vegetarianismo
o naturismo, con el tiempo los propios intestinos comienzan
a producir vitamina B12. Obviamente que en el intestino intoxicado del
ciudadano promedio esto es imposible.
Es importante aclarar que la vitamina B12 se sintetiza únicamente
a nivel bacteriano. La B12 que hallamos en plantas y animales proviene
principalmente de las bacterias que crecen en ellos. Los animales son
buena fuente de esta vitamina, simplemente porque en ellos se desarrollan
más bacterias. Pero esto creó el mito: al no comer carne, huevos y leche
habrá carencia de B12.

El déficit de esta vitamina puede ocurrir por anemia perniciosa, que
es una enfermedad autoinmune en la cual los anticuerpos van en contra
de las células parietales gástricas y el factor intrínseco, ambos necesarios
para la absorción de esta vitamina; puede ocurrir también por reducción
de la ingesta en dietas vegetarianas estrictas pero que no estén adecuadamente
planificadas, no se siga una alimentación variada y no se incluyan
fermentos, frutas y verduras maduras y ecológicas con mayor frecuencia;
y también puede darse el déficit por reducción de la absorción en el intestino,
que como expliqué anteriormente se da debido a un intestino
incapaz de absorber correctamente los nutrientes por toxicidad, o bien
a enfermedades del íleon terminal (por ejemplo enfermedad de Crohn),
fístulas o extirpaciones quirúrgicas de esta parte del intestino, celiaquía,
síndrome del asa ciega (parásitos locales que reducen la absorción de b12),
entre otras.

Las reservas del cuerpo, especialmente en el hígado, son relativamente
abundantes con respecto a las necesidades diarias, sumado a que puede
contribuir la síntesis endógena por parte de la flora bacteriana en algunos
individuos. Por lo tanto, una reducción de la ingesta puede demostrar
signos de deficiencia incluso después de 2 o 3 años. Y mi recomendación,
antes de suplementar simplemente porque sí, es realizar un análisis de
sangre para controlar una vez al año. Lo que se debería analizar es la B12
en sangre, la homocisteína y el ácido metilmalónico. Con dichos datos
podemos determinar si es necesario o no suplementar.

El valor óptimo de 400 ng de vitamina B12 nos protege para sostener
los niveles de almacenaje adecuados para que las funciones neurológicas,
cardíacas y físicas funcionen correctamente. Por eso lo más importante es
cubrir las necesidades de vitamina B12 en niños más que en adultos, ya
que los mayores tienen reservas de dicha vitamina en el hígado. Además,
si los niveles de B12 de una madre fueron bajos durante el embarazo y
la lactancia, es probable que los síntomas de déficit de esta vitamina se
manifiesten en el niño prematuramente.

Con la alimentación adecuadamente planificada no debemos tener
ninguna deficiencia nutricional.
Quiero mencionar mi convicción actual de que un organismo
sano, normalmente no necesita complementación con suplementos
dietéticos, pues ningún animal de la naturaleza los toma, porque son
un invento del hombre. Por muy natural que sea un suplemento dietético,
es innecesario cuando una persona está sana y se alimenta bien
de verdad, ya que la alimentación bien planificada nos aporta todo lo
necesario.
No se trata de utilizar sistemáticamente los mejores y carísimos
complementos dietarios que tratan los síntomas de las enfermedades y
carencias actuales. Creo firmemente en que la causa de nuestro mal reside en lo que pensamos, lo que sentimos, lo que descansamos, lo que nos ejercitamos y lo que comemos.

La toma de complementos dietéticos no es necesaria cuando se sigue
una dieta fisiológica y consciente, compasiva y amorosa con nuestro propio
cuerpo y con el de los demás animales. Es muy sencillo, ¿qué sentido
tiene tomar vitamínicos en pastillas cuando uno se está alimentando de la
mejor forma posible? Tomarlos sería una manera de no creer en la elección
que se está haciendo. Otra cosa es que se atraviesen momentos puntuales
de la vida en los que una ayuda externa puede ser útil; pero considero que
los suplementos dietéticos tomados de forma sistemática no son necesarios
e incluso responden a una visión fragmentada de la nutrición. Más adelante
ampliaré respecto a esta temática. »

Pag 77. Libro Nutrición del Cuerpo, la Mente y el Alma. Segunda Edición. 2018. Gisela Pitura.

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